Un refugio de texturas, sonidos y objetos que despiertan la memoria. Aquí habitan grabaciones de campo, playlists de atmósfera, materiales antiguos escaneados y notas sueltas del día a día.
Portobelo, amanecer con pescadores.
Atmósfera sonora para tardes de escritura.
La bitácora emocional del proceso creativo. Fragmentos, reflexiones, títulos posibles, conversaciones, poesía de Frank que nunca fue publicada. Todo lo que construye la voz de Bingo.
Escrito en San Blas, entre café y brisa marina.
Encontrado entre las páginas de un libro olvidado.
Ideas en carne viva. Desde wireframes dibujados a mano hasta mockups de experiencias físicas. Aquí todo está inacabado, pero lleno de intención.
Primera propuesta para intervención en galería.
Escala 1:20, materiales locales.
Un diario visual curado con el ojo de un stuntman nostálgico: motocicletas antiguas, negativos, fotos de archivo, escenografías de lo cotidiano. Todo lo que construye el imaginario de un alma en movimiento.
Terracotas, verdes húmedos, azules oxidados.
Madera lavada, cuero desgastado, lino crudo, aluminio bruñido.
El corazón sensorial del sistema. Recetas propias, reinterpretaciones de Ottolenghi, secretos de fuego aprendidos de un pescador en Bocas. Cocina como archivo de territorio y emoción.
Aprendida de un pescador en Bocas del Toro.
Tradición de San Blas adaptada en nuestro horno.
Mapas afectivos. Lugares visitados, deseados o soñados. Desde una casa sobre pilotes en Guna Yala hasta un café escondido en Lisboa. Coordenadas que definen a Bingo más que su pasaporte.
Casa sobre pilotes donde escribí durante un mes entero.
Café escondido en Alfama. Mesitas de mármol y ventanas que dan al río.